jueves, 23 de diciembre de 2010

Beneficio de la Terapia Floral para el Estrés

"Una cuota adecuada de Tensión en la vida diaria es necesaria para nosotros". Esta tensión que es una percepción a nivel consciente de reto o desafío, que activa al organismo y lo prepara para la acción; para que se pueda responder adecuadamente a este desafío debe haber un equilibrio entre el estímulo y nuestra disponibilidad de recursos pero cuando estos recursos que pueden ser espirituales, físicos, mentales o emocionales no bastan, nos llevan a un estado anti homeostático o de desequilibrio empujando al organismo a necesitar energías forzadas empuja al organismo a necesitar energías forzadas y a hacer acopio de ellas más allá de lo natural. Así llegamos a un sobre estrés que perturba, disocia y exige, comienzan así a fracasar nuestras posibilidades y recursos de adaptación.

El manejo que podamos hacer de este mal estrés es muy importante porque de su intensidad y duración en el tiempo depende el surgimiento eventual de enfermedades físicas, psíquicas y mentales y la posibilidad de revertirlas en un plazo oportuno o su agravamiento en caso de que hubieran estado latentes.

La Terapia Floral es una alternativa natural de rápido efecto de casi inmediato que restaura la energía ayudando así a los recursos naturales que poseemos. Por ejemplo tenemos:

Hornbeam: Para las personas que sufren de cansancio intelectual (trabajo intelectual).

Olive: Para las personas que sufren de cansancio físico, tal vez tengan mucho trabajo físico o viajen mucho. El cuerpo está cansado.

Roble: abrumamiento por exceso de tareas

Aloe Vera: Exhausto - Agotado - Apagado 

Chamomile: Desequilibrio - Tensión emocional – Ansiedad

Diente de leon: Agotamiento por exceso de tensión, lucha y stress

Junto con otras flores selladoras del campo energético como son la Estrella de belén, el Algodón de seda, el Mapurite por ejemplo hacen que la fórmula nos garantice el éxito y también ayuda a ver al "Porque" o la causa por la cual llegamos al estrés.


 

lunes, 6 de diciembre de 2010

HAY EMOCIONES QUE PUEDEN MATARTE



Entrevista a: Stella Maris Maruso, terapeuta que aplica la psiconeuroendocrinoinmunología: "Hay emociones que pueden matarte".

Tengo 55 años. Nací en Buenos Aires, donde vivo. Educo a personas que atraviesan crisis severas. Estoy casada y he criado cuatro hijos. ¿Política? Ayudar a los demás a vivir hasta el último instante. ¿Dios? No soy religiosa, soy espiritual: experimentar la trascendencia me sana

¿Cuántos pacientes?
Casi 30.000 en los últimos 30 años, con enfermedades de todo tipo, cánceres...

¿Cómo los ayuda?
No tratando de no morir, sino de vivir hasta morir. De morir bien.

¿Qué es morir bien?
Vivir hasta el último instante con plenitud, intensamente. Vivir más no es más tiempo, sino sentirte alegre por estar aquí y ahora.

¿Acaso no vivían antes de enfermarse?
¡Muchos agradecen que su cáncer les haya enseñado a ser felices, a vivir! La enfermedad es una oportunidad de enriquecerse.

Mejor que no llegue.
¡Pero llega! El dolor entra en todas las casas. ¡Y esto hay que saberlo! Deberíamos aprender desde niños que morir es parte de la vida, y a fortalecernos en cada contrariedad.

No nos lo enseñan, es verdad.
Al no aprender a dominar la mente, vivimos arrastrados por ella. Eso es malvivir. ¡La mente es demasiado loca para confiarle tu vida! Confíale tus negocios, ¡pero no tu vida!

¿Por qué no?
La mente va de excitación en excitación, te impide gozar la vida. Los médicos dicen que padecemos "síndrome de déficit de deleite": ¡no sabemos gozar de lo que nos da la vida!

Yo lo procuro.
Un 10% es lo que te pasa y un 90% es lo que haces con lo que te pasa.

Cuestión de actitud. ¿Cuál es la mejor?
Sentir pasión ante la incertidumbre de la vida, ante lo que sea que vaya a traerte.

¿Sea lo que sea?
Sí. Los psiquiatras detectan que hoy padecemos de neurosis noógena: falta de responsabilidad y sentido de la propia existencia.

Pues sí que andamos mal.
Sí, pero la ciencia vanguardista trae buenas noticias: acudiendo a tu interior puedes obtener todo lo que necesites, producir endógenamente todas las drogas analgésicas, euforizantes... ¡Puedes aprender a sanarte!

¿Y prescindir de la medicina?
Hablo de la tercera revolución de la medicina: después de la cirugía y los antibióticos, llega la psiconeuroendocrinoinmunología.

A ver si me cabe la palabra en una línea.
Es la disciplina que integra psiquismo y biología, tras treinta años de investigaciones de sabios como Carl Simonson, Robert Ader, Stanley Krippner...

¿Qué postulan?
La interconexión del sistema nervioso central, el nervioso periférico, el endocrino y el inmunológico. Te lo resumo: ¡las emociones modifican tu capacidad inmunológica!

¿O sea que una emoción puede enfermarme?
La angustia ante lo incierto, el miedo, la desesperanza, el remordimiento, la rabia... ¡Cada una tiene su bioquímica! Y es venenosa, es depresora del sistema inmunológico.

¿De un día para otro?
La salud no es un estado: es un proceso, y muy dinámico. ¡Por tanto, siempre puedes reforzar tu salud si trabajas tus emociones!

¿Las trabaja usted con sus pacientes?
Sí. Hay pacientes ordinarios, sumisos a creencias establecidas, y pacientes extraordinarios, que generan creencias sanadoras.

Creer que puedes curarte... ¿puede curarte?
Hay un viejo experimento famoso: a cuarenta mujeres con cáncer de mama, el médico les contó que la quimioterapia las dejaría calvas. Luego, sólo suministró quimioterapia a veinte mujeres y dejó que las otra veinte creyesen recibirla...

Y no me diga que...
Sí, sí: el 60% de las segundas quedaron tan calvas como las tratadas con quimioterapia. ¿Qué modificó la bioquímica interna de esas mujeres? ¡Sus propias creencias!

Inducidas por el médico.
Lo que demuestra el enorme poder del médico. ¡El médico puede estimular con su actitud la capacidad autocurativa del paciente! Un hijo mío es médico: a él y a todos los médicos les ruego que jamás le digan a un paciente que su condición biológica es irreversible. Ese es el único pecado médico.

Pues hay diagnósticos que desahucian.
Son condenas: matan más que el tumor. Acepta el diagnóstico que sea, ¡pero jamás aceptes un pronóstico! Jamás: si abandonas la esperanza de mejorar, de luchar por tu propia salud..., activas el suicidio endógeno.

Pero sembrar falsas esperanzas...
¿Falsas? A mi padre le pronosticó el médico tres meses de vida por un diagnóstico de cáncer de próstata diseminado al hígado. Trabajamos juntos con amor, relajación, meditación, nutrición... y al año no tenía células cancerosas. Vivió 18 años más.

¿Qué dijo su médico?
"Milagro", dijo. Remisión espontánea. Desde ese día cerré mi empresa y me volqué a ayudar a otros como a mi padre. Y yo hoy vivo en la frontera del milagro: la remisión es un efecto colateral en enfermos que han abrazado las fuerzas de la salud, la vida.

¿Cómo han dado ese abrazo?
Sintiendo que la enfermedad enriquece su vida y que morir no es un castigo, ampliando el círculo de lo que les importa y poniéndose al servicio con amor por la vida que nos traspasa, escapando de su cabeza y empezando a sentir: a reír, a llorar... Se han permitido asombrarse y han experimentado estados de trascendencia.

¿Qué entiende por trascendencia?
Liberarte de tu historia pasada y del temor por la futura. La meditación ayuda mucho. Y eso cambia tu bioquímica: estás sano, ¡vives! Por el tiempo que sea, estás vivo.
-----------
El cáncer de su padre le enseñó cómo ayudar a miles de pacientes desde su Fundación Salud (www.fundacionsalud.org.ar), en Argentina, avalada por científicos de primera fila que la invitan a la facultad de Medicina de la Universidad de Harvard a participar en seminarios de curación espiritual (sic): por aquí aún no nos suena, pero ella me asegura que será el nuevo paradigma médico, en el que el paciente dejará de ser visto como una máquina estropeada que tenga que ser reparada o desahuciada. Esta señora entusiasta me enseña que todo lo que como, pienso y siento va tejiendo mi salud, y que puedo aprender a tejer. Expondrá de nuevo sus experiencias mañana por la tarde en el colegio mayor Sant Jordi.
--
Juan Carlos Luján

Entrevista a: Stella Maris Maruso, terapeuta que aplica la psiconeuroendocrinoinmunología: "Hay emociones que pueden matarte".

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Tengo 55 años. Nací en Buenos Aires, donde vivo. Educo a personas que atraviesan crisis severas. Estoy casada y he criado cuatro hijos. ¿Política? Ayudar a los demás a vivir hasta el último instante. ¿Dios? No soy religiosa, soy espiritual: experimentar la trascendencia me sana

¿Cuántos pacientes?
Casi 30.000 en los últimos 30 años, con enfermedades de todo tipo, cánceres...

¿Cómo los ayuda?
No tratando de no morir, sino de vivir hasta morir. De morir bien.

¿Qué es morir bien?
Vivir hasta el último instante con plenitud, intensamente. Vivir más no es más tiempo, sino sentirte alegre por estar aquí y ahora.

¿Acaso no vivían antes de enfermarse?
¡Muchos agradecen que su cáncer les haya enseñado a ser felices, a vivir! La enfermedad es una oportunidad de enriquecerse.

Mejor que no llegue.
¡Pero llega! El dolor entra en todas las casas. ¡Y esto hay que saberlo! Deberíamos aprender desde niños que morir es parte de la vida, y a fortalecernos en cada contrariedad.

No nos lo enseñan, es verdad.
Al no aprender a dominar la mente, vivimos arrastrados por ella. Eso es malvivir. ¡La mente es demasiado loca para confiarle tu vida! Confíale tus negocios, ¡pero no tu vida!

¿Por qué no?
La mente va de excitación en excitación, te impide gozar la vida. Los médicos dicen que padecemos "síndrome de déficit de deleite": ¡no sabemos gozar de lo que nos da la vida!

Yo lo procuro.
Un 10% es lo que te pasa y un 90% es lo que haces con lo que te pasa.

Cuestión de actitud. ¿Cuál es la mejor?
Sentir pasión ante la incertidumbre de la vida, ante lo que sea que vaya a traerte.

¿Sea lo que sea?
Sí. Los psiquiatras detectan que hoy padecemos de neurosis noógena: falta de responsabilidad y sentido de la propia existencia.

Pues sí que andamos mal.
Sí, pero la ciencia vanguardista trae buenas noticias: acudiendo a tu interior puedes obtener todo lo que necesites, producir endógenamente todas las drogas analgésicas, euforizantes... ¡Puedes aprender a sanarte!

¿Y prescindir de la medicina?
Hablo de la tercera revolución de la medicina: después de la cirugía y los antibióticos, llega la psiconeuroendocrinoinmunología.

A ver si me cabe la palabra en una línea.
Es la disciplina que integra psiquismo y biología, tras treinta años de investigaciones de sabios como Carl Simonson, Robert Ader, Stanley Krippner...

¿Qué postulan?
La interconexión del sistema nervioso central, el nervioso periférico, el endocrino y el inmunológico. Te lo resumo: ¡las emociones modifican tu capacidad inmunológica!

¿O sea que una emoción puede enfermarme?
La angustia ante lo incierto, el miedo, la desesperanza, el remordimiento, la rabia... ¡Cada una tiene su bioquímica! Y es venenosa, es depresora del sistema inmunológico.

¿De un día para otro?
La salud no es un estado: es un proceso, y muy dinámico. ¡Por tanto, siempre puedes reforzar tu salud si trabajas tus emociones!

¿Las trabaja usted con sus pacientes?
Sí. Hay pacientes ordinarios, sumisos a creencias establecidas, y pacientes extraordinarios, que generan creencias sanadoras.

Creer que puedes curarte... ¿puede curarte?
Hay un viejo experimento famoso: a cuarenta mujeres con cáncer de mama, el médico les contó que la quimioterapia las dejaría calvas. Luego, sólo suministró quimioterapia a veinte mujeres y dejó que las otra veinte creyesen recibirla...

Y no me diga que...
Sí, sí: el 60% de las segundas quedaron tan calvas como las tratadas con quimioterapia. ¿Qué modificó la bioquímica interna de esas mujeres? ¡Sus propias creencias!

Inducidas por el médico.
Lo que demuestra el enorme poder del médico. ¡El médico puede estimular con su actitud la capacidad autocurativa del paciente! Un hijo mío es médico: a él y a todos los médicos les ruego que jamás le digan a un paciente que su condición biológica es irreversible. Ese es el único pecado médico.

Pues hay diagnósticos que desahucian.
Son condenas: matan más que el tumor. Acepta el diagnóstico que sea, ¡pero jamás aceptes un pronóstico! Jamás: si abandonas la esperanza de mejorar, de luchar por tu propia salud..., activas el suicidio endógeno.

Pero sembrar falsas esperanzas...
¿Falsas? A mi padre le pronosticó el médico tres meses de vida por un diagnóstico de cáncer de próstata diseminado al hígado. Trabajamos juntos con amor, relajación, meditación, nutrición... y al año no tenía células cancerosas. Vivió 18 años más.

¿Qué dijo su médico?
"Milagro", dijo. Remisión espontánea. Desde ese día cerré mi empresa y me volqué a ayudar a otros como a mi padre. Y yo hoy vivo en la frontera del milagro: la remisión es un efecto colateral en enfermos que han abrazado las fuerzas de la salud, la vida.

¿Cómo han dado ese abrazo?
Sintiendo que la enfermedad enriquece su vida y que morir no es un castigo, ampliando el círculo de lo que les importa y poniéndose al servicio con amor por la vida que nos traspasa, escapando de su cabeza y empezando a sentir: a reír, a llorar... Se han permitido asombrarse y han experimentado estados de trascendencia.

¿Qué entiende por trascendencia?
Liberarte de tu historia pasada y del temor por la futura. La meditación ayuda mucho. Y eso cambia tu bioquímica: estás sano, ¡vives! Por el tiempo que sea, estás vivo.
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El cáncer de su padre le enseñó cómo ayudar a miles de pacientes desde su Fundación Salud (www.fundacionsalud.org.ar), en Argentina, avalada por científicos de primera fila que la invitan a la facultad de Medicina de la Universidad de Harvard a participar en seminarios de curación espiritual (sic): por aquí aún no nos suena, pero ella me asegura que será el nuevo paradigma médico, en el que el paciente dejará de ser visto como una máquina estropeada que tenga que ser reparada o desahuciada. Esta señora entusiasta me enseña que todo lo que como, pienso y siento va tejiendo mi salud, y que puedo aprender a tejer. Expondrá de nuevo sus experiencias mañana por la tarde en el colegio mayor Sant Jordi.
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Juan Carlos Luján

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Melatonina y Meditación


Publicado el 5 Diciembre 2009 por Gustavo (Padre)
Melatonina y Meditación
Muchas personas sienten que la práctica de la meditación tiene efectos positivos para la salud como la mejora de la energía y la tranquilidad de la mente, pero también hay una investigación preliminar que sugiere que la meditación estimula los niveles de la melatonina, una hormona que ayuda a regular el sueño y parece influir en otras hormonas del cuerpo.
La melatonina es producida por la glándula pineal del cerebro y el filósofo René Descartes llamó esta pequeña glándula “el asiento del alma“, así como en la tradición espiritual hindú, las técnicas de meditación se utilizan para dirigir el flujo de energía a través de siete centros de energía en el cuerpo o Chakras, para activar o reprimir selectivamente sus glándulas.
La glándula pineal se corresponde con un Chackra situado en la parte superior de la cabeza, llamado “Corona” y se cree que tiene una influencia directa sobre la felicidad.
La relación científica entre la melatonina y la meditación fue explorado en 1995 por investigadores de la University of Massachusetts Medical Center en un programa sobre la reducción del estrés y relajación.
Los investigadores encontraron que las mujeres participantes en el estudio, que había meditado tuvieron niveles de melatonina significativamente mayores, en comparación con las mujeres que no lo hicieron.
Otro estudio encontró que la meditación antes de acostarse aumenta los niveles de la melatonina para la noche, no habiéndose producido este aumento cuando los participantes del estudio, no meditaron antes de ir a dormir, por lo cual esto sugiere que la práctica regular de la meditación es necesaria, para obtener un sueño reparador.

Son nuestros pensamientos los que en gran medida crean nuestro mundo.

Publicado el 5 Noviembre 2010 por Gus Marino Aguirre
Esta es una entrevista que La Vanguardia Digital le realizó al Dr. Mario Alonso Puig quien es Médico Especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo, Fellow de la Harvard University Medical School y miembro de la New York Academy of Sciences y de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia.
Hasta ahora lo decían los iluminados, los meditadores y los sabios; ahora también lo dice la ciencia: son nuestros pensamientos los que en gran medida han creado y crean continuamente nuestro mundo. “Hoy sabemos que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro. La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar los problemas y tomar decisiones, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional. Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando”. Hay que entrenar esa mente
Tengo 48 años. Nací y vivo en Madrid. Estoy casado y tengo tres niños. Soy cirujano general y del aparato digestivo en el Hospital de Madrid. Hay que ejercitar y desarrollar la flexibilidad y la tolerancia. Se puede ser muy firme con las conductas y amable con las personas. Soy católico. Acabo de publicar Madera líder (Empre
- Más de 25 años ejerciendo de cirujano. ¿Conclusión?
-Puedo atestiguar que una persona ilusionada, comprometida y que confía en sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria.
- ¿Psiconeuroinmunobiología?
-Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.
- ¿De qué se trata?
-Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.
- ¿Qué tipo de cambios?
-Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.
- ¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interior, o eso es cosa de sabios?
-Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.
- ¿Cambiar la mente a través del cuerpo?
-Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente, no más razonable, llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.
- ¿Dice que no hay que ser razonable?
-Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el porqué que el cómo. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.
- Exagera.
-Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretacion de la realidad.
- Más recursos…
-La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con transtornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades.
- ¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras?
-Santiago Ramon y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metáforica. Ahora sabemos que es literal: “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”.
-¿Seguro que no exagera?
-No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.
- ¿Hablamos de filosofía o de ciencia?
-Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harward han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse
un 80%.
- ¿Cuál es el efecto de las palabras no dichas?
-Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad, y eso se transmite: la percepción va más allá de la razón. Según estudios de Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia.
- ¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?
-El miedo nos impide salir de la zona de confort, tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir de esa zona.
- La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente.
-Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que haya espontaneidad primero ha de haber preparación, sino sólo hay automatismos. Cada vez estoy más convencido del poder que tiene el entrenamiento de la mente.
- Deme alguna pista.
-Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos “voy a hacer esto” y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia.
- Ver lo que hay y aceptarlo.
-Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo que se resiste persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación.